martes, 15 de noviembre de 2011

en el pueblo

Me levante temprano, mas temprano de lo habitual, estaba algo nerviosa por tomarme unos días libres, donde el negocio quedaba en manos de mi pareja y el grupo. Me preocupaba bastante dejarles solos, nadie llevaría la contabilidad, no sabia si decepcionarían los pedidos… pero aun temblando por la situación, decidí que no había sitio esos días para el negocio y sus incidencias.
Prepare mi maleta sin saber muy bien que iba a hacer, si descansaría, si saldría a despejarme, o simplemente me pasaría las horas muertas junto al televisor… aun así metí de todo un poco, ropa de fiesta, de playa,  de abrigo… parecía que no iba a volver por el tamaño de mi maleta.
De camino al pueblos los nervios se iban apoderando de mi, no sabia como iba a estar aquello, hacia ya varios años que no iba por allí, por circunstancias varias me había alejado de ellos, había tomado otro sendero y se me olvido incluirles en el.
Para mi sorpresa, el recibimiento fue muy bueno, la gente me saludaba con entusiasmo, mis amigos me abrazaban y me miraban como si nada hubiera cambiado, estaban felices de verme y yo de estar con ellos.
Mi padre se encontraba mas reacio, como buscando el porque de mi visita.  Con mas tiempo, después de los saludos y los abrazos, nos fuimos los dos a casa y le explique vagamente el porque de mi visita… “ porque te echaba de menos”- dije.
Aunque acababa de mentir a mi padre, sabia que la culpabilidad por ello no podía dejar que tomara mis dos únicos días para recuperar mi entusiasmo por la vida, así que decidí que lo mejor era recuperar el tiempo perdido.
La mejor manera de llegar al corazón de mi padre es preocuparse por sus cosas, la huerta, el perro, el frió y la casa… el hombre ya es todo un jubilado así que no tiene muchos mas pasatiempos, que los cotilleos del pueblo, el televisor y sus quehaceres de la casa, así que me puse manos a la obra, toda una mañana ayudándole en la huerta, mientras hablábamos del tiempo, de los cambios que habían surgido en el pueblo y algunas que otras novedades de las que levantan vidilla en los corros de señoras que se forman en las calles…
Casi me sentía agotada después de una mañana tan intensa con mi padre, donde todos los temas tuvieron cabida, incluso en la mesa, donde nunca se habla, mantuvimos la conversación viva… y como echaba de menos esa comida tan casera,  tan sabrosa…
Por la tarde recibí una llamada, una llamada que no esperaba recibir, mi… no se como clasificarle, es la persona a la que mas he querido en la vida, la persona que mas daño me ha causado, la persona que mas me ha enseñado, la persona que me ha hecho vivir las situaciones mas divertidas y comprometidas de mi vida, la persona a la que mas echo de menos en mis momentos flacos…
Se  había enterado de que estaba en el pueblo, yo no sabia que el estaría también, pero me emocione al saber que era el,  que me llamaba para vernos para ponernos al día de todos nuestros secretos.
No lo dude un instante, “quedamos en cinco minutos, en el bar.”
Y allí estaba yo, caminando hacia un pasado mejorado, estaba perfecto,  mas guapo, mas listo, mas divertido… estuvimos toda la tarde compartiendo recuerdos entre un montón de cervezas, la tarde se paso a la noche, las conversaciones no cesaban, las risas se oían en todo el bar., y la gente nos miraba sin entender muy bien que es lo que pasaba…
Cuando quisimos darnos cuenta, la noche se había convertido en el alba,  la cara del camarero cansado de aguantar nuestras continuadas rondas, llevaba escrito en la cara “quiero irme para mi cama” así que decidimos que lo mejor era ir caminando tranquilamente hasta casa… no se muy bien todavía el porque, decidimos ir por el camino mas largo,  acompañándome a casa.
Durante un tramo del camino, nos quedamos sin palabras, como si los dos nos hubiéramos quedado absortos en nuestros pensamientos… no se que pensaría el, pero creo recordar, que yo pensaba en que todo esto me sonaba a nuestras numerosas reconciliaciones después de una de tantas noches desastrosas que habíamos vivido unos años atrás. Esta vez era algo diferente, la noche había sido divertida, tenia muchos momentos para recordar, y todos eran buenos, así que despreocupada seguí caminando, mirándolo, observando e intentando averiguar que estaba pensando…
Unos minutos mas tarde, tropezamos con la puerta de mi casa, rompiendo nuestros pensamientos, dejándonos la miradas clavadas el uno en el otro. “Esto es la despedida”- dije, intentando romper el silencio que sin saber, nos había atrapado minutos antes….
El no dijo nada, simplemente me regalo una sonrisa, y me beso, primero rozo sus labios en mi mejilla,  como con miedo me miro fijamente a los ojos y me beso, un beso dulce, suave y calido… “no esta bien, esto no esta bien” le dije, devolviéndole el beso, mientras me inclinaba dentro de mi casa, para evitar que algo mas pasara.
Esa mañana no logre descansar, pensando en lo sucedido, jamás había imaginado que esto pudiera pasar, jamás habría imaginado que me gustaría tanto que la noche terminara de esa manera, me sentía viva, desconcertada, asustada, y con ganas de mas.


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